domingo, 17 de enero de 2010

Vaya fin de semanita.

Días de acecho para encontrar un rato para salir a dar pedales, cual lobo estepario, por fin este fin de semana lo he conseguido. Todo comienza el viernes. Tras un almuerzo rápido viene lo mejor, comienzo mis preparativos para salir. Después de una semana de parón, rodillo incluído, lluvia, viento... Por fin voy a estrenar las Mavic Carbone SL (Mis ruedas nuevas). Un poco de nervios porque había que ultimar algunas cosas, engrasar lo ejes, comprobar el cambio, etc... Por fin en la carretera, comienzo a flipar. Como buen novato, es mi primera vez con unas ruedas de perfil alto, le quito volúmen al MP3 para oir como suena el viento, alucinante suenan lo justo, también es que hacía poco aire. Además el buje trasero suena fenómenal, nada escándaloso ni metálico como otros, un ruido suave pero que demuestra la calidad del material.
Me dirijo hacía mi ruta habitual de día entre semana por la tarde, dirección a Puerto Real, carretera de la Granja de Cocodrilos con intención de tirar a la fábrica de cemento y volver por el Portal. Por el camino me encontraba bien, conseguí pillar a una grupetta de 6 o 7 del club de Puerto Real. Como soy un poco vergonzoso de entrada me quedé en la parte de atrás del grupo, iban tranquilos charlando. Al comenzar algún repecho voy subiendo posiciones hasta llegar a la cabeza del grupo. Allí me acomodo charlando un ratillo con un chico triatleta que iba en bici de carretera y llevaba unas ruedas idénticas a las mías. Tras una breve charla me pongo a tirar un poquillo del grupo dirección a la fábrica de cemento. Casi llegando me pasa el mismo chico con el que estuve hablando y me dice que van a Puerto Real por el Pedroso así que le digo que los acompaño a lo que el responde que sin problemas pero que teníamos que bajar el ritmo porque venían algunos compis con bicis de montaña y claro no iban a poder seguir. Sin problemas, tras un rato de ritmo tranquilo por la vía de servicio uno del grupo tuvo un tirón y tuvieron que dar la vuelta. Me volví con ellos y los deje a la altura del Portal para continuar hasta casa. En total unos 57 Km con algunos ratos de buen ritmo pero otros de tranqui.
El sábado quedamos los habituales. El Maestro, Miguel y un servidor (que dicho sea  de paso soy Raúl). 8'45 en la estación. Día de lujo, buena temperatura, ni gota de aire y ni previsión de ello. Tras los saludos iniciales, muestra de los regalitos de los reyes y los estrenos comenzamos ruta hacía el cruce de Medina por la vía de servicio de la Jerez-Los Barrios. A la altura del Portal el Mestro nos comunica que ha comenzado a tener un dolor en la rodilla (desde este momento El Pinchazo) y que no va cómodo. Al inicio de la vía de servicio hacemos una parada para retocar la telemetría de la bici del Maestro, altura del sillín, posición de las calas, etc... Mi teoría es que el problema está en el spinning, allí se cargan mucho las articulaciones al ser la bici fija y meter intensidad. Según él debía ser algo referente a la bici de carretera, la postura, los ajustes, etc... Con más achaques que otra cosa llegamos al Pedroso a desayunar. Allí una auténtica concentración de bicis de montaña (Rotwaillers). Tras un desayuno largo y pausado comenzamos de nuevo ruta hacia Medina, idea de subir. El Maestro con El Pinchazo nos deja marchar hacia delante. Miguel y Yo tiramos dirección a la venta del Carbón por donde subimos. El puñetero cambio trasero me dio la subidita, me encontraba bien pero la cadena no paraba de saltar del piñón con lo que la subida fue un latazo. Como pude llegué con la espinita de volver para resarcirme. Al llegar arriba la sorpresa, el Maestro había subido por la otra cara y nos esperaba arriba. Al parecer seguía con El Pinchazo, no obstante el que le hubiera adelantado un Rotwailler le tocó en lo más profundo de su amor propio y tiró para arribar como un jabato, a lo Bruce Wallas, no hay dolor. La vuelta fue un poco más de lo mismo a ritmo un poco pausado por El Pinchazo. Hasta que tras pasar la cementera nos adelanta un grupito de señores (porque eran mayorcitos) en sus bicis. De nuevo el Maestro dolido en su amor propio comienza a coger rueda del grupito. Esto sirvió para que Miguel y Yo nos decidieramos a poner ritmo a aquella comparsa ciclista (por el número claro). Estuvo bien pero al llegar al Portal no nos siguieron más creo que alguno sacó la bandera blanca por el ritmo que pusimos. Al final como siempre, cervecita y para casa, 98 Km tranquis con algún acleron pero con poca sensación de cansancio.
Esa misma tarde mientras compraba unas cosas para la casa y algunas viandas, pensé, si hoy me voy a acostar pronto... Mañana podríamos dar una vueltecita. Pues sms a la grupetta y el domingo estabamos de nuevo a las 8'45 en esta ocasión cambiamos a el Mestro que estaba con El Pinchazo por Josetxu al que hacía también tiempo que no veía. El pelotón lo completaba Miguel. Al igual que el día anterior vía de servicio al cruce de Medina donde desayunamos y Josetxu nos abandonó proque tenía quehaceres familiares. Por cierto ya sabemos que traen un pibito, habrá que ir buscando bici para que se nos una. Hasta la venta tranquis, algún arreoncillo pero nada importante. Tras dejarnos Josetxu... PELIGRO... Miguel y Yo solos, ufff. Pues venga a Alcalá... Me encontraba bien, Miguel iba un poco fuera de punto, sigue obsesionado con lo gordo que está ¿? Creo que tiene un problema de percepción de la figura coporal, je, je... Carretera dura, toboganes, menos mal que no hacía ni chispa de viento. En los albores de la subida a Alcalá, Miguel cual ave Fénix resucita de entre sus cenizas y pretende hacer la subida a plato. Yo detrás no me lo puedo creer, si se iba quedando por los repechos, Dios mío que 2 Km más duros con ese tío tirando y yo aguantándole la rueda. Menos mal que la patata le dejó un poco tirado y bajó el pistón momento en que aproveché para dar un pequeño golpe de efecto y recuperar el mando del pelotón (eso sí de 2 ciclistas). La vuelta como de costumbre por la carretera a Paterna, preciosa para verla pero no tanto para andarla en bici. Primero la subida a la casita de papel, bien, regulando y luego los numerosos repechos con procentajes de hasta el 14% (este dato lo conocemos gracias a la última tecnología que Miguel lleva encima, gracias a los marines americanos y su mujer que le han regalado un GPS portátil que se conecta al pulsómetro y... Bueno, que te dice los porcentajes, la ruta, descraga los datos en el ordenador... Pero como siempre pasa con estos cacharros al final uno termina usando lo básico porque no hay quien tenga narices de leerse la guía de teléfonos que trae por manual de instrucciones). Paradita/avituallamiento en la casa de Quasimodo (El de la cuesta del boniato, el amor de Josetxu por como le corta el tomate, etc...). Llegamos a Paterna y de aquí al cruce del Pedroso. Durante este viaje he estrechado más, si cabe (que cabe), la relación con mi sillín ahora ya si que somos amantes. Ya entiendo porqué Contador se pone tanto tiempo de pie cuando sube. Lo que no entiendo tan bien (o prefiero no entenderlo) es porque Indurain no se levantaba del sillín ni un minuto.
El camino del Pedroso hasta Puerto Real y el Puerto podemos llamarlo la carretera de las hipotecas. Ya en esta misma ubicación, el mismo personaje, Miguel, pagó con creces una hipoteca. En esta ocasión ha vuelto a pagar otra. Y es que el hombre si puede cae varias veces en la misma piedra. En este caso en la misma PÁJARA (y para aclaración para su mujer, este palabra está utilizada en el más estricto sentido ciclista, es decir, momento en que un ciclista da pedales sin saber porque y sin tener fuerzas para ello hasta el punto de poder llegar a perder la noción del tiempo y de lo que pasa a su alredor). Y todo esto gracias a lo cabezón que es el chavalito, porque mira que digo veces que hay que llevar alguna barrita, que hay que comer algo, geles, etc... Que no es por pijerío mío. Reconozco que tengo muchas tonterías encima de la bici y que soy un poco sibarita, me gustan las marquitas y las tontás. Pero a la hora de prevenir una pájara soy el number guan. Lo cual no quita que también las haya tenido. Aunque las de Miguel siempre han sido más sonadas. Total que el tío me dió menos relevos, me comí toda la carretera del Pedroso tirando, a buen ritmito para hacerle más incómodo el viaje (Regla número uno entre amigos ciclistas, hay que hacer el viaje incómodo al que va detrás, je, je...). Llegada a la gasolinera del Caballo Blanco, aunque yo no sé quien estaba más blanco, el caballo o Miguel. Él mismo reconoció que había momentos en los que se le iba un poco la cabeza, y esto es verdad porque no hablaba y mira que este habla, eh? En definitiva 123 Km (aunque hubo momentos que parecieron más) y sobre todo muy buen sabor de boca porque el día y sobre todo el fin de semana ha sido bastante fructífero en lo que a entreno y bici se refiere.
He estrenado mis ruedas con 57+98+123= 278 Km que no están nada mal. Ahora a esperar que tal se da la semana, intentar sacar algún ratillo y el fin de semana que viene a preparar el asalto a algún puertecillo, Pto. Gali, Boyar, Palomas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario